Inversión Social Empresarial

Por: Ana Suárez Zamudio

¿A cuántos de nosotros nos enseñaron en la escuela o cursos de negocios cómo enfrentar una crisis de la magnitud de la que vivimos? Me atrevo a decir que a muy pocos. La pandemia de covid y sus implicaciones vienen a sumar una capa adicional a la problemática que, en países como México, ya experimentábamos.

Esta crisis nos obliga a todos replantearnos el lugar donde estamos, el funcionamiento “del sistema” y nuestro lugar en él. Dentro de la sacudida, muchos sectores de negocios han resultado fuertemente cuestionados. Ya no se trata sólo de sectores tradicionalmente ‘controversiales’ como farmacéuticas o mineras, que de por sí ya realizan inversión social empresarial, sino que se intensifica el cuestionamiento a los medios de producción de alimentos (incluyendo uso de agroquímicos) y se suma por ejemplo, el escrutinio al papel de la industria de alimentos y bebidas azucaradas, entre otros. Parece que la colectividad está reflexionando, re analizando y ponderando el papel de las empresas en el bienestar general del planeta, así como su inversión social.

Este cuestionamiento social tiene gran potencial de escalar. El deterioro económico generalizado se suma al duelo de miles de familias que han perdido a uno o más integrantes. Es condición humana, natural, buscar causas y culpables, reelaborar la historia de qué nos trajo aquí, señalar condiciones o factores que “propiciaron” la debacle, y deliberar acerca de qué debe de dejar de existir para que alcancemos un nuevo orden de bienestar.

En nuestros estudios hemos escuchado que el consumismo puede ser uno de los orígenes de la problemática, la desigualdad económica, el nivel de obesidad y diabetes, la falta de pericia médica para mantener más baja la tasa de letalidad, etc.

Hoy más que nunca los negocios deben tomar en cuenta cómo están siendo percibidos en lo individual y como gremio ante los ojos de la sociedad. ¿En qué medida están contribuyendo a la crisis o a la solución y/o prevención del malestar?, ¿cómo suman haciendo inversión social empresarial?

Hoy por hoy regalar indiscriminadamente osos de peluche, donar gasolina, pintar escuelas, etc. no basta o no es suficiente, pues no se ve como una inversión social empresarial óptima u oportuna. Con recursos limitados y un público particularmente sensible, es primordial que las empresas de todos los giros:

  • entiendan el papel que están jugando a los ojos de sus stakeholders;
  • cuenten con una estrategia de acción o inversión social empresarial basada en investigación directa, no fundamentada en suposiciones o en la fotografía captada pre-covid;
  • definan inversiones que reditúen adecuadamente a todos los beneficiarios planeados -incluidas las mismas empresas en su reputación;
  • generen indicios que permitan saber rápidamente qué funciona y qué no, para reorientar esfuerzos;
  • narren adecuadamente la historia de sus esfuerzos y su contribución.

Hoy es necesario enfrentar los retos con conciencia y lucidez, hacer una lectura lo más certera y cercana posible de la realidad. Las empresas deben ser proactivas para entender su lugar en el entorno social, y posicionarse cuidadosamente al servicio de los consumidores, ciudadanos y del “funcionamiento” del orden mundial (incluido el medio ambiente). Tal vez, al hacer investigación, escuchen y observen que les toca reorientarse, mejorar servicios, ajustar productos, procesos que dejen una huella social y ambiental más positiva.

Es urgente para las empresas escuchar y entender bien el contexto, aceptar los cambios necesarios que exige la realidad actual y diseñar cuidadosas estrategias integrales (no solo numéricas) para sobrevivir y florecer en el mundo post -covid, tomando como concepto clave la inversión social empresarial.

En ZEa acercamos a las empresas con sus stakeholders: con sus comunidades, consumidores y electores, para fortalecer vínculos y aterrizar estrategias efectivas de inversión social empresarial, así como de vinculación con empresas, políticos y gobiernos.  Contáctanos